José Luis Mota: un hogar organizado



Un terapeuta familiar y asesor de relaciones conyugales me dice que las causas de las tensiones en las parejas más frecuentes en la actualidad son: la tele –dos teles en la habitación del matrimonio- e Internet –mucho tiempo absorbidos y líos que la gente se busca con los chats…-; discusiones por el tema económico, un problema de siempre pero que se ha agudizado.

En general, mucha falta de delicadeza y educación; a lo que añadía: mucho egoísmo personal (o falta de generosidad); y mucha prisa para todo… Cada vida es un mundo, y cada organización familiar puede haber conseguido lo que se llama “su propia cultura familiar”. Por tanto, para ayudar, lo que se puede hacer es dar unas pistas sobre lo que podría ser un hogar organizado, y que cada uno las piense y vea si alguna le puede ayudar.

Cuando mujer y marido trabajan, disponen de menos ocasiones de estar juntos, para seguir compartiendo las ilusiones y los problemas. No pueden perder el poco tiempo disponible sumergiéndose en Internet, cuando lo que tienen que hacer es atender a los hijos. ¿Dos televisiones en el cuarto del matrimonio? ¿No sería mejor ponerse de acuerdo para ver juntos algún programa y poder comentar la vida de cada uno y la vida común de la familia?

Es importante que los hijos pequeños tenga un horario de acostarse, siempre a la misma hora ytemprano, es una rutina que da salud y paz: Así habrá tiempo para hablar con los mayores, si los hay, y para hablar entre sí.

Las discusiones en la pareja, ni las que se refieren a temas económicos, que son una de las causas actuales del enfriamiento de las relaciones,nunca deben tenerse delante de los hijos, aunque sean pequeños: ellos sufren. Cada uno ha de pensar como hacer feliz al otro y demostrárselo con afecto.

El dicho “Donde hay confianza da asco” no debe verificarse en el matrimonio. Más bien tratar al otro con educación, pidiéndole las cosas en el momento oportuno y tratándolo siempre con delicadeza. Bien expresa esta actitud lo que decía aquel chico de ocho años comentándole a su hermana de cinco: “Fíjate si mamá quiere a papá que hasta se pone guapa cuando él va a llegar”.

Y, por otro lado, a los hijos les duele cualquier gesto del padre que pueda suponer que no aprecia o estima en todo lo que se debe a su madre.

Si educar es ayudar al desarrollo de la personalidad, los padres han de tener un proyecto educativo para la familia, que puede ser tan sencillo como: enseñar a obedecer, pero sin comprar la obediencia con regalos; no permitir las mentiras ni las faltas de respeto a la madre o a los mayores; no amenazar con castigos; gritar lo menos posible, razonar las cosas cuantas veces haga falta; enseñarles el orden y a colaborar en la casa desde muy pequeños… y entre los dos lograr que el hogar esté bien puesto para que se busque como un refugio acogedor.



 

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