Celina,
profesora de Matemáticas para economistas,
de Arafo, Tenerife
"Y qué más les cuento? se pregunta Celina, una joven madre de familia de Arafo, en Tenerife, después de narrar -sintética y ordenadamente, como buena profesora de matemáticas- los trazos fundamentales de su vida.
Durante su infancia y primera juventud, esta madre de familia de Arafo recibió en su hogar, una buena formación cristiana. Su padre, don Máximo, habla de los rasgos que debe tener esa formación cristiana en esta misma página web.
Cuando llegó a la Universidad Celina echó en falta una formación doctrinal y teológica más sólida y acorde con sus conocimientos intelectuales, que le ayudara a hacer de su fe -que siempre conservó- verdadera vida de su vida.
Buscaba respuestas para los interrogantes sobre el destino del hombre y sobre las cuestiones en el campo de la moral, de la bioética, de la cultura contemporánea, etc., que le planteaban sus compañeros de clase.
Buscaba, sin saberlo, un cauce de formación cristiana que le ayudara a vivir con plenitud la vocación que había recibido en el Bautismo. Por eso cuenta que al conocer el Opus Dei, en tercer curso de carrera, tuvo la sensación de que era algo "que había esperando desde siempre".
Define el espíritu del Opus Dei como una gran catequesis, haciéndose eco de las palabras de san Josemaría, que ha llenado de sentido su existencia. Ese espíritu le ayuda en su formación doctrinal cristiana y le enseña a vivir su vida cotidiana buscando la intimidad con Dios. Le muestra el camino para sobrenaturalizar las tareas más humanas, desde cuidar de los hijos, hacer la compra o dar clase de Matemáticas.
Ese camino es dejarse llevar por la gracia, convertirlo todo en oración, en diálogo con Dios Padre, con Dios Hijo, con Dios Espíritu Santo ... algo difícil de explicar y de sintetizar en un breve videotestimonio, porque ronda lo inefable.
¿Qué más les cuento?
¿Qué más les cuento?, se pregunta Celina al finalizar su testimonio. El espíritu del Opus Dei es más para vivir que para contar. Como tantas realidades de la vida -el amor, la familia, la oracion- se resiste a la definición y al encapsulamiento verbal. "Yo no digo mi canción sino a quien conmigo va", cantaba el antiguo romance.
No, no es sencillo hablar de algo tan íntimo frente a una cámara, aunque se trate de una sencilla cámara digital, dando un paseo, en esta mañana de agosto, por este hermoso parque de Santa Cruz de Tenerife.
La vida pasa; y dos años después, Celina decía estas palabras paseando a Santiago, su hijo recién nacido, y evocando la figura de una supernumeraria del Opus Dei, madre de Alexia González Barros, una adolescente madrileña que se encuentra camino de los altares:
