Tomi y Pepe viven en Ingenio, un municipio del sureste de la isla de Gran Canaria. Pepe habla en su testimonio con la vitalidad de un deportista: no en vano ha sido, hasta hace muy poco, jugador en activo de fútbol-sala, en la división de honor de uno de los equipos más populares de la isla.
La hija de Tomi y Pepe estudió en Guaydil, un colegio promovido por un grupo de padres de familia que deseaban dar a sus hijos una buena formación humana, profesional y cristiana. Cuenta Pepe que cuando la matricularon en ese colegio, que está atendido espiritualmente por un sacerdote del Opus Dei, sabían muy poco de esta realidad de la Iglesia -¿y eso qué es?, preguntaron-.
El mensaje cristiano del Opus Dei ha ido calando serenamente en sus vidas y en sus almas, no de golpe –explica Tomi, a la que, como a tantas mujeres canarias, le gusta el arte de calar- sino puntada a puntada, con el sosiego y el arte con el que trabajan las bordadoras las mantelerías canarias durante el tiempo de zafra.
Esa formación ha renovado muchos aspectos de su vida. Los dos habían recibido una formación cristiana en sus casas, pero notaban la necesidad de prepararse mejor para ayudar a su hija.
El encuentro con Cristo, gracias al Opus Dei, ha fortalecido su matrimonio y ha traído felicidad a su hogar, como puso de manifiesto públicamente Pepe durante el encuentro que tuvo el Prelado del Opus Dei con los grancanarios en el 2004.
