Luchar ¿cómo y para qué?

Margarita,
administrativa del Ayuntamiento de La Laguna.


 

 

Una de los obstáculos que debe vencer el cristiano en su esfuerzo por identificarse con Cristo es la tentación del desaliento. Esta joven canaria recuerda, en una fecha especialmente señalada para los isleños -15 de agosto, fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria- la necesidad de comenzar y recomenzar, una vez y otra, en la vida cristiana, de la mano de la Virgen, con sentido deportivo.

Margarita se hace eco de las palabras de san Josemaría en el punto 169 de Forja: "La lucha ascética no es algo negativo ni, por tanto, odioso, sino afirmación alegre. Es un deporte. El buen deportista no lucha para alcanzar una sola victoria, y al primer intento. Se prepara, se entrena durante mucho tiempo, con confianza y serenidad: prueba una y otra vez y, aunque al principio no triunfe, insiste tenazmente, hasta superar el obstáculo."

 

 

Mientras pasea por el renovado Parque García Sanabria, uno de los lugares más hermosos de la ciudad de Santa Cruz, Margarita comenta que la lucha ascética verdadera es la que confía plenamente en la Gracia y no en las propias fuerzas, porque Dios es el que santifica y el que conduce a la plenitud del amor.

Dios conoce nuestras limitaciones y nos ayuda a llevar una vida cristiana alegre, feliz, humilde y confiada, alejada de la rigidez del mero cumplimiento.

Comenzar y recomenzar cada día

Escribía san Josemaría en Amigos de Dios: "os quiero cristianos de cuerpo entero, de una pieza; y, para conseguirlo, habréis de buscar sin componendas el oportuno alimento espiritual.

Por experiencia personal os consta —y me lo habéis oído repetir con frecuencia, para prevenir desánimos— que la vida interior consiste en comenzar y recomenzar cada día; y advertís en vuestro corazón, como yo en el mío, que necesitamos luchar con continuidad.

Habréis observado en vuestro examen (...) que sufrís repetidamente pequeños reveses, y a veces se os antoja que son descomunales, porque revelan una evidente falta de amor, de entrega, de espíritu de sacrificio, de delicadeza. Fomentad las ansias de reparación, con una contrición sincera, pero no me perdáis la paz".